domingo, 31 de julio de 2011

Crónica de una muerte...

La televisión esta prendida, la cama revuelta, ella yace en el suelo en un charco de sangre, las pupilas se ven dilatadas, de pronto un flash rompe el silencio…
Es la escena de un crimen perpetrado en una fría noche de Julio, el reloj marca las tres horas, las luces rojas y azules de la torreta iluminan un poco la calle que se encuentra en penumbras, los susurros de las voces sobre lo ocurrido comienzan a escucharse, los policías custodian la entrada a la casa...
Las ruedas de una camilla hacen ruido al chocar con las piedras, al interior de la recámara se revisan los signos vitales, una mirada fija en el techo, una boca entreabierta sin aliento...
Camino en la obscuridad de la noche con la cámara al cuello, llevo la camilla, el camino se hace eterno, se ven sombras, el miedo fluye y se mezcla con la adrenalina, apresuro el paso, quiero llegar donde están atendiendo a la mujer, lo primero que ven mis ojos es el charco de sangre coagulada, a un lado la mujer, la televisión encendida...
Todo transcurre en cámara lenta, dos paramédico revisan signos vitales, ya no hay nada que hacer leo en los labios de uno, mi tiempo se detuvo, el miedo me paraliza, la adrenalina hace que tome la cámara, la prenda y capture la primera foto, el flash ilumina más el cuarto, los policías me observan y se hacen a un lado, puedo ver bien el cuerpo, la escena transcurre a velocidad normal.
Tomo varias fotos, escucho ruidos, el cuarto da al patio donde no hay luz, sigo paralizada en el mismo sitio junto a la puerta, los policías ya no están, solo alcanzo a accionar la cámara, de reojo veo sombras, mi vista regresa al cuerpo que yace en el frio suelo, esta vez tiene ya una sábana.
Vuelvo a ver sombras, sigo escuchando ruidos sobre la hierba, me doy la media vuelta, salgo a paso veloz, un frío recorre mi cuerpo, me subo a la ambulancia, la gente ya se había juntado para saber lo sucedido, solo espero que pongan en marcha el motor para irnos, el reloj marcaba las cuatro horas...